viernes, 20 de noviembre de 2009

Los Guanaqueros. Jarillero de Don Hilario Cuadros



Algo sobre Hilario Cuadros (autor de “Jarillero”)
Hilario Cuadros (ver foto) nació el 23 de diciembre de 1902, en Guaymallén, Pcia. de Mendoza, y falleció el 8 de diciembre de 1956 en Buenos Aires.
Sus padres fueron Don Anselmo Cuadros y Doña Carlota Romero.

Su padre era chileno, cantor, y fue Ministro Plenipotenciario de Chile en Argentina. Era propietario de "La barraca de Don Anselmo", ubicada en la Calle Larga, donde se vendían velas, cueros y jabones, una industria muy desarrollada en la época. Su madre cantaba a dúo con suhermana Magdalena, el repertorio tradicional. Sus abuelos también eran cantores.

En ese marco familiar él formó su primer dúo cuyano con su hermano Juan Guillermo. En esa época le decían "el chileno”. Este apodo le venía, según cuenta su sobrino Carlos, con motivo de una broma que le hizo su padre a sus hermanos mayores, ya que Hilario nació justo el día en que su padre, que viajaba muy a menudo a Chile, regresaba de uno de sus viajes. Los hijos habían ido a esperarlo a la estación y le preguntaban qué regalos leshabía traído y él les respondió que esta vez traía un chilenito en sus valijas, aludiendo al recién nacido a quien se aprestaba a conocer.

Más adelante se lo llamaría “El caballero de la tradición".

Se casó con Doña Yolanda Carretero y tuvo dos hijas: Marta y Magdalena. Cuando el pequeño Hilario contaba con dos años y medio, su familia se mudó desde su Media Luna natal a la calle Cañadita Alegre 42, residencia de la familia Romero. Sus estudios llegaron hasta recibirse de bachiller.

Hilario Cuadros realizó sus primeras presentaciones con su hermano Juan Guillermo, pero el camino artístico lo inició junto al sanjuanino Domingo Morales (el Quiñao), con quien formó el dúo Cuadros-Morales.

Fue un periodista mendocino, quien al referirse a la partida hacia Buenos Aires, en 1927, de estos cantores, escribió "Se van Los Trovadores de Cuyo", sin pensar, seguramente, que estaba bautizando definitivamente al conjunto que marchaba rumbo a su consagración. Aunque hay otra versión respecto del origen del nombre de este conjunto, que dice que, que actuando en el desaparecido Cine Avenida de la calle Florida, de la Capital Federal, el diario La Prensa, al ver la emoción que despertaban en el publico porteño, los saludó con un "¡Bienvenidos... Trovadores de Cuyo!...";nombre con el que de ahí en más se conoció al conjunto y quequedaría grabado para siempre. Don Hilario Cuadros hizo siempre la 2da. voz, en tanto que la 1ra. iba cambiando, aunque cabe señalar que en ocasiones Hilario Cuadros cantó en calidad de solista, siempre dentro del conjunto.

Algo sobre la jarilla

Si bien se conocen cinco variedades de jarilla “viven” tres en el continente americano (la jarilla macho, la jarilla hembra y la jarilla crespa).

Según apunta Mercedes Salvat “aquellos pehuenches, huarpes, tehuelches, mapuches que caminaban la región cuyana y la estepa patagónica, desde Mendoza hasta Chubut, no la llamaban jarilla, como se la conoce ahora, sino kohue koehue.”

“El arbusto leñoso, en sus tres tipos (hembra, macho y crespa), se denomina en latín Larrea divaricata, cuneifolia y nitida, respectivamente, y se agrupa en jarillales, sin sobrepasar los 2 o 3 metros de altura debido a los vientos que castigan la región.”

“Actualmente, muchos pobladores utilizan las ramas como combustible -algo que llevó a la desaparición de la planta en algunas zonas-, pero los habitantes originarios sabían de sus virtudes terapéuticas y empleaban sus jugos para la curación de heridas y llagas, para distintos trastornos relacionados con la menstruación, como remedio antirreumático y como antiinflamatorio, y también como excitante, entre otros usos.”

“Según estudios de campo realizados por biólogos y botánicos, el emplasto hecho con las hojas se aplica sobre miembros luxados o fracturados para reducir la inflamación. La infusión resultante del hervor de hojas de jarilla alivia padecimientos de parto y posparto, y también disminuye la fiebre y el dolor de huesos. La cocción de las hojas sobre brasas se utiliza en forma de cataplasmas que provocan sudoración y alivio de dolores reumáticos.”

“Los arrieros cuyanos conocen también las propiedades veterinarias de la planta, cuya resina cura los esparavanes de caballos y mulas. En medio de los ventosos y polvorientos caminos precordilleranos, ellos saben solucionar las molestias producidas por el desgaste de los vasos de los animales, haciéndolos apoyar las patas sobre hojas de jarilla colocadas sobre piedras calientes: el humo de la resina cierra los poros de los vasos, que así se fortalecen.”

“Además del conocimiento terapéutico, los antiguos tejedores enseñaron a sus descendientes que los gajos de jarilla sirven para obtener distintos tonos de verde, que se utilizan como tintura para sus tejidos.”

“Todavía se ve por la región algún jarillero, que junta ramas de este arbusto y sale a venderlas por los pueblos, como describe el pregón serrano de Hilario Cuadros: "¡Jarillero! ¡Jarillero!/Jarilla fresquita/le vendo, señora/de los ojos negros./(...) Está el carro lleno/de jarilla, chilca,/ pichana y romero./ Todo se lo ofrezco:/ mil yuyos del cerro/ por una mirada, señora,/ de sus ojos negros".

La flor de la jarilla: flor provincial de Mendoza.

De acuerdo con lo establecido por el artículo 1° de la Ley Provincial N° 7.618, publicada en el Boletín Oficial de la Provincia de Mendoza del 11 de enero de 2007, la flor de la jarilla es la flor provincial de Mendoza.

El estreno de “Jarillero”

Si bien no hemos podido encontrar ningún escrito sobre la “historia” de esta canción cuyana (“pregón serrano”) nuestro querido amigo Jorge “Negro” Sánchez nos ha contado cómo se estrenó el tema musical que nos ocupa.

El “Negro” nos comentó que Don Emilio Fluixá, quien fuera amigo de Don Hilario, le contó la situación que a continuación describimos.

Estando un día en Buenos Aires Don Emilio acompañando al autor del tema que nos convoca, luego de una actuación en una radio de Buenos Aires, se le acercó al cantor una niña quien le explicó que ese día era el cumpleaños de su madre, fervorosa admiradora del cantor.

En consecuencia le pidió si podía ir a saludarla a su casa.

Gustoso concurrió Don Hilario y cuando allí llegó solicitó una guitarra y explicó que en honor al dueña del cumpleaños le iba a cantar una canción que había escrito y que aún no estrenaba (“Jarillero”) inspirada en una hermosa señora de “ojos negros”.

A continuación podrán ver y escuchar la versión de “LOS GUANAQUEROS”. Este tema tiene una particularidad en el repertorio del conjunto: es el único en el que Juan Pablo recita. Espero que lo disfruten.

martes, 17 de noviembre de 2009

Roberto Cambaré, Angélica

Roberto Cambaré Nació en Balcarce en el año 1925, siendo su verdadero nombre Vicente Cambareri. Actualmente vive en Mar del Plata Autor y compositor de temas folclóricos, conoció el éxito masivo con su zamba Angélica”. Roberto Cambaré, adoptó su seudónimo por consejo de Horacio Guarany, a quién acompañó con la guitarra al iniciar su carrera profesional. Guarany, grabó “Angélica”, “Paisaje Sureño” y “Guitarra amanecida”, haciendo que los temas de Cambaré fueran conocidos en todos los ámbitos. En su doble función de autor y compositor, Cambaré ha realizado numerosas piezas folclóricas en las que une una respetuosa fidelidad a las formas de nuestro folclore, con el aditamento de melodías propias -únicas por su belleza y armonía- a letras plenas de auténtica poesía. BALCARCE no se ha olvidado de uno de sus hijos dilectos, imponiendo el nombre de “Roberto Cambaré” al escenario del Anfiteatro “Saverio Bonazza”, del Cerro “El Triunfo”. Escribió en 1979 su autobiografía. El libro se llama “Cholito y yo”. A continuación transcribiremos parte de un reportaje a Roberto Cambaré extraído de www.elpatiocriollo.com.ar en el que se cuenta la historia de Angélica. (Una nota de Bernardo Noel) ¿Usted es Argentino? - Si señor. Y de Balcarce, el pueblo de las papas y del “Chueco” Fangio … Su verdadero nombre es Roberto Cambaré? No. Ese es mi seudónimo. Me llamo Vicente Cambareri, como mi padre. Horacio Guarany -a quien le debo practicamente todo lo que soy- es el que me sugiró tal seudónimo artístico. La popularidad que tengo es obra, pues, de Horacio Guarany, y quiero destacarlo y reconocerlo. Fue mi padrino. Me llevó con él como guitarrista, en 1959. Yo hacía ritmo en su conjunto, lo mismo que Tito Veliz; y Rodolfo Ovejero -hoy solista- hacía la primera guitarra ANGELICA: COMO Y CUANDO NACIO ESTA ZAMBA ¿Cómo nació “Angélica”.-¿Hay alguna motivación sentimental, privada, en el origen de esta zamba, o todo es imaginación? Existe, en realidad, ese puebito de Cordoba que se menciona en la letra? - Todo es rigurosamente cierto, aunque magnificado por el recuerdo. Quien ama exagera tanto los dones como el desdén de la amada. Cuando convierte su recuerdo en poesía. Yo viví en Salsipuedes –es el pueblito de Córdoba de que habla la zamba-, hace por lo menos 12 años. Era y sigo siendo soltero. Conocí allí a una niña morocha, de cabellos largos flotando sobre la espalda, no muy alta, delgada, un lindo tipo de criollita. Nos entendíamos con los ojos, mas que hablarnos. Fue un idilio de un mes, pues ella –verdaderamente- volvía a Buenos Aires. No hubo enojo oficial, pero si cierto distanciamiento entre los dos. Se llamaba como en la zamba: “Angélica” - No le parece que hay cierta crueldad en la letra que usted ha compuesto, por parte de la dama? La metáfora del águila, por ejemplo … - Puede ser, pero, como le comentaba antes. Todo está magnificado por la distancia y el recuerdo. Es mas bien un reproche amoroso. El enamorado –le repito- aganda tanto el desdén como los favores; los magnifica - ¿En qué instante nació su zamba “Angelica”, que tan grande popularidad alcanzó? ¿Dónde estaba usted cuando la compuso? ¿Cual es su metodo de trabajo? - Estaba en Mar del Plata, exactamente en el paraje denominado “El Gaucho”, un poco en las afueras de la ciudad, cerca del monumento al gaucho, en la casita que construí con mis manos. La casa tenía y tiene unos hermosos rosales que –como albañil- retiré de una construcción en que había que levantar un muro, y solicité me dejaran llevar esas plantas. Mi madre vive allí, donde se distrae cultivando y cuidando el jardín. Antes, era mi casa de soltero. Siempre venía mi madre a visitarme. Durante una mañana –era en el otoño de 1958- ella llegó y se puso a cebarme mate. Le hice escuchar “Angélica” que acababa de componer casi de un tirón, cosa que casi nunca me sucede, pues siempre trabajo mucho mis composiciones. Las memorizo y las trabajo hasta llevarlas a la guitarra. Las silbo, en fin. Cuando una melodía o frase me han impresionado bien, no la olvido más. Si la olvido, en cambio, pienso que es porque no tenía mucho valor - Los folkloristas ortodoxos critican “Angelica”. Dicen que no responde a las formas clásicas de la zamba.- ¿Qué puede contestar usted de esto? - Yo no hago folklore, sino música popular de raíz folklórica. Creo que lo que no evoluciona se parece a una laguna y lo que evoluciona, a un río. La laguna tiene las aguas estancadas. El río renueva su caudal. Yo no creo en modo alguno hacer folklore puro cuando hago una zamba. Los autores que componemos ahora, es como si hiciéramos retoños nuevos en una planta cuya raíz esta metida en el folklore. Pero no es, en modo alguno, folklore puro, ya que está hecho. Lo que hacemos ahora es una consecuencia del folklore. Y sin desconocer la gran labor de los precursores - Chazarreta, Gómez Carrillo, los hermanos Abalos, etc.- creo que el gran impacto del folklore se logró con las formas nuevas, que prendieron en la juventud, tras lo cual las viejas formas clásicas y prestigiosas volvieron a ser aceptadas. En cuanto a como nació “Angélica” voy a puntualizarle algo más. A pesar de ser una cosa tan chica como puede serlo una canción popular – que no requiere un plan previo, como lo exijiría un tratado de psicología, por ejemplo-, trabajé con un verdadero plan… Me preocupé por escribir una zamba con versos terminados en palabras esdrújulas. Ello obligaría a componer una melodía diferente, sincopada. Las primeras palabras que se me ocurrieron fueron “Angélica” y “Córdoba”, ambas esdrújulas. Escribí una pequeña lista de palabras esdrújulas, eligiendo alguna que pudiera servirme para la letra. Luego fui dando forma a todo ello, dentro de lo popular. Habitualmente, trabajo simultáneamente en letra y música. Silbo un trozo, le aplico una letra, sacrifico letra o música, según sea necesario, para quedarme con lo mas bello. Pero “Angélica” nació con las particularidades que le cuento… En aquello otoño, a eso de las 10 de la mañana, en 1958… Como bien señala Rubén Giménez (otro duende y gran colaborador de este blog) “Don Roberto” se ve que tiene cierta pasión por las palabras esdrújulas, ya que también es autor de otra zamba “Tú” en la que también hay gran cantidad de estas palabras. A continuación transcribimos la letra: Tímida, dulcísima eres tú marchita tus ojeras un incendio de pasión eres todo, todo, lo más bello y natural el aire, el mar, la luz, la noche, el sol y aún eres más porque eres bien, el mismo bien, fuente de amor, madre de Dios, Mujer... Príncipe romántico y gentil por tí quisiera ser y así colmar tu sueño azul, para la tersura de tus manos sin quietud y para tu sentir canción de fe, de amor,de sol, de espuma, sí, mi bien, mi bien, una canción por tí quisiera ser... Cándida paloma enamorada, embriágame con la música de tu corazón... Bésame en silencio, bésame, que sobre mi boca trémula tus besos serán himnos de luz... que de nuestros labios, sobre la cruz dejar quiero mi ruego, mi diosa eres tú... Pétalos y lágrimas besé la noche que en mi boca fué pasión tu soledad... y ese llanto tuyo floreció con la canción que con mi voz te grita: amor, amor!, porque eres tú la ardiente flor de tentación, quiere pecar mi ciego corazón... Déjame y olvídate de mí si sólo un hombre soy pues para ti quisiera ser río, claro río y empapándote la piel entrar en el misterio de tu ser que candorosa guardas tú, tan sólo tú, flor virginal de amor y juventud...

jueves, 12 de noviembre de 2009

LA CERRILLANA


La Cerrillana es una zamba cuya letra pertenece a Abel Mónico Saravia y la música a Marcos Tames, “duendes del folklore” si los hay, sobre quienes oportunamente publicaremos sus biografía.

Puede decirse que es una zamba de letra costumbrista-descriptiva y de ritmo carpero –un poco más rápido que el de la zamba común-, y además se la dedicó a su esposa luego de conocerla en ese lugar, lo que le da un toque romántico a la época de la juventud de ambos.

Cuenta Cucho Marques (http://www.folkloreando.com.ar/Cancionero_Argentino.html) cuenta que “ En Cerrillos, localidad situada a unos doce kilómetros de Salta, sucede la acción de esta zamba, que también fue puesta en bellas imágenes por Fernando Ayala y Héctor Oliveira, en la película "ARGENTINISIMA". Una pareja se conoce, durante la celebración de los carnavales cerrillanos. El baile los une y así como entrelazaron sus pañuelos en la zamba, deciden unir sus vidas.”
Sigue explicando Cucho que “animan el baile, con sus caras enharinadas y sus voces chalchaleras, las guitarras de Juan Carlos Saravia, Ernesto Cabeza y Pancho Figueroa, el bombo de Polo Román y el añorado bandoneón de Dino Saluzzi. Precisamente el disco que en 1972 grabaron Los Chalchaleros con el citado bandeonista y que lleva el título de esta zamba, ha sido reeditado no hace mucho en disco compacto y es de obligado interés para todos los amantes del cancionero.”

Más abajo encontrarán el video aludido. Dos perlitas al respecto: a. Quien toca el bandoneón en el clip aportado es nada más ni nada menos que Marcos Tames, el autor de la música; y b. entre el público (ver el comienzo de la segunda) aparece aplaudiendo Abel Mónico Saravia. (Las fotos de ambos aparecen en la parte superior de esta entrada)

Respecto de la letra de la zamba que nos ocupa, gracias a Regino Luján hemos tomado conocimiento que la versión más común de ella (grabada por Los Chalchaleros) es un resumen de la letra completa, habida cuenta que está grabada con estrofas de cuatro versos, cuando Abel Mónico la escribió con estrofas de seis versos.

Al respecto si escuchan la grabación del Dúo Salteño, por ejemplo, oirán la “letra completa”. La pueden escuchar haciendo click debajo del video de Los Chalchas.

Estamos tratando de averiguar la razón de este apócope. Según nos contaran Pancho Figueroa y Polo Román (otros “duendes”) la letra tal como la cantaron Los Chalchas se las pasó personalmente Don Abel, junto con otras que luego grabaron también (Velay no sé, Mandinga abrime la puerta, Prenda Robada, entre otras). La intriga sigue vigente y esperamos el aporte de Uds. para poder dilucidarlo.

A continuación, les pasamos la letra (Gracias Regino!!!) “completa” y abajo un pequeño glosario de algunos términos incluidos en su letra, los que hemos tomado de Cucho Marques, de la dirección citada anteriormente.

Con la pollera yuta,
las trenzas largas, te vi pasar,
como reina en las carpas,
en esa tarde de carnaval
y ahí nomás a mi zaino,
en el guardapatio lo hice rayar.

Desmonté del caballo,
me puse cerca pa' mosquetear;
con el alma en un hilo,
mi negra linda, te vi bailar,
cuando terminó el baile
una cerveza te fui a brindar.

Estribillo
Cómo olvidarte Cerrillos,
si por tu culpa tengo mujer,
morena cerrillana,
con alma y vida te cantaré.
Todos los carnavales,
para Cerrillos te llevaré.

Luego siguieron zambas,
bailamos juntos sin descansar,
entremedio los cuetes
y serpentinas del carnaval,
hasta que llegó el alba
con las bagualas, dele cantar.

Miércoles de ceniza,
enharinados, nos vio pasar;
olvidaste a tu tata
para seguirme, palomitay.
y en ancas de mi zaino,
luego, a mi rancho fuimos a dar.

pollera: (americ) falda.

yuta: (quechua) sin adorno

ahí nomás: ahí. (es una traducción literal del adverbio de lugar quechua chaylla o chayllapi)

zaino: caballo de color castaño oscuro

hacer rayar: (arg) detener el caballo de golpe

pa’: (arg) para

mosquetear: (arg) curiosear

negra: apelativo cariñoso para las mujeres de piel cobriza o morena

‘e: (arg) de

cuete: (arg) cohete


martes, 10 de noviembre de 2009

ZAMBA DE LA CANDELARIA




Zamba de La Candelaria
(1952)

Notas de Jaime Dávalos (Transcripto del Libro Cancionero – pág. 93 a 95)

“Nació esta zamba una tarde de ésas que se yapan con el
alba, en lo de Poncho Marrupe; en la vieja casa de la finca
La Candelaria, delicioso paraje del Valle de Lerma, sobre
las regueras del Río de Arias, allá… entre algarrobos y
talares, tuscas y sauces playeros, donde en la umbría del
monte se oye el moroso canto del zorzal en contrapunto con
el isócrono lamento del crespín.
Ahí, protegidos por la hospitalidad frondosa del Poncho
Marrupe, nos reuníamos “los locos”, título nobiliario con
que la gente convencional distinguía tradicionalmente a los
Dávalos…
…Hoy como ayer la juventud es loca… ¡Dios nos libre de que
sea de otra manera¡

Nuestro Poncho auspiciaba guitarreadas amistosas hasta el
último canto del gallo y más allá, si la sed de los
“quemadores” no amainaba. Salta sobrevivía los últimos
esplendores de la moneda en la generosa disposición para el
agasajo que tenía la gente…
…A Marrupe no le faltaban novillos gordos y voluntad para un
aparte si se ofrecía carnear para hacer una guatia y
remendar los estómagos sin fondo de la poesía o la música,
mientras sábado a sábado los amigos le ayudaran a
sobrellevar el tedio de la vida y la angustia de los
atardeceres en el campo, ese crimen horizontal del día…
… Los días con su fugacidad tentaban el corazón a ver en
ellos una representación, un aviso de los dioses,
queriéndonos alertar contra las ilusión ingenua de eternidad
con que suele embriagarnos la luz del pleno día. Tal vez,
nosotros, en nuestras cacharpayas, estamos repitiendo
inconscientemente un acto religioso, viejo como nuestra
sangre. Cuando encendemos el fuego del fogón criollo,
estamos encendiendo el mismo en que se calentaron las manos
los artífices del sílice y del hueso, o ante el que bailaron
para encantar al sol los sacerdotes del incario.

En una de esas cacharpayas, de esas despedidas
tradicionales, nació la música de esta zamba. Sin saberlo,
con ella, Poncho Marrupe, Eduardo y Arturo, se despedían de
la edad de oro de la sangre, cuando el canto es un hacer
comunitario en el que sin prevenciones inhibitorias se unen
los hombres a través de siglos de intemperie y olvidos.
Yo no había concurrido aquella vez a la fiesta. Era un ser
hosco, melancólico y hasta molesto por mi afán de llevarlo
todo a la prueba del absoluto. Eduardo y Arturo llegaron
amanecidos a mi habitación, me zamarrearon, me sacaron el
colchón a tirones (yo seguía durmiendo, ya de marido de mi
colchón). Al fin me despertaron y cuando me salamerió Arturo
(ese gran corazón) para que le disculpara la violencia del
método, nos fuimos al fondo de la casa, al cuarto de
planchar, ese que siempre huele a trapo quemado, y ahí,
sobre un papel de astrasa en que Hernán, mi hermano menor,
había traído envueltas unas rodajas de mortadela y pan,
borroneé los primeros versos de la letra de aquella canción
en que también nosotros nos construíamos con los ojos
mojados de llanto y cantando hasta que guitarras, voces,
brindis, apretones de manos, abrazos y besos… la embriaguez
ancestral de la fraternidad, demolieran los tímpanos, el
silencio, los muros del cuartucho.
La canción corrió hacia el pueblo cargada con la fuerza de
lo que en ella apenas pudimos balbucir. Anduvo en los
boliches, peñas, despedidas y churrasqueadas, visitando la
reunión humana, en busca de bocas que la digan como una
fórmula mágica para crear comunicación.

Yo estaba en los Valles Calchaquíes, trabajando con mi amigo
Juan José Coll una finquita en que pensábamos poner viñas.
Un día me llega una carta de Falú; me pide que registre la
canción; que le corrija la segunda estrofa porque en ella lo
nombro a Marrupe y este dice que le estamos haciendo fama de
fiestero en todo el país. Ante mi silencio, Eduardo Falú,
que quiere grabarla, le cambia la segunda copla y le pone:

La acunaron esos ríos,
que murmuran al pasar,
y el viento de los inviernos
le dio la tristeza que la hace llorar.

Disculpen, lectores amigos, sólo estoy haciendo crónica,
cosas que pasaron digo, sin pretensión de hacer literatura y
con la cordial intención de crearles un clima para oírlo a
Eduardo decir la Zamba de La Candelaria.”
Nota:
Si bien Jaime Dávalos no recita la copla original en la que nombra a Marrupe, existe una grabación de Los Chalchaleros en la que cantan la letra original. Resulta evidente que Jaime Dávalos no quiso cambiar la copla original, sin embargo el hecho de que en todos los cancioneros figure la versión con la copla cambiada hace pensar que finalmente se registró de esta manera, y probablemente lo hizo Falú como co-autor. También debe tenerse en cuenta que Los Chalchaleros eran asiduos concurrentes a esas reuniones y probablemente allí aprendieron la letra original, de modo que al grabarla la cantaron como la sabían. Además era usual que las letras se aprendieran "de oído", y es conocido el cambio hecho por Los Chalchaleros a la zamba Angélica ("tu pelo" en vez de "tu velo"), que habían copiado de una versión de Los Quilla Huasi, o en A qué volver, tomada de una versión de Falú, donde cambian "para que duela tu ausencia" por "para que muera tu ausencia". Entonces para quienes no hayan escuchado la versión original de la Zamba de La Candelaria, aquí va la segunda copla.
En lo de Poncho Marrupe...
déle tomar y obligar,
se nos va alegrando el vino
cantando esta zamba, La Candelaria.
Esta zamba fue grabada por Los Chalchas el 9 de mayo de 1957, en el LP “Los Chalchaleros en RCA Víctor”

domingo, 8 de noviembre de 2009

Merceditas



MERCEDITAS (Chamamé de Ramón Sixto Ríos)

(El material transcripto fue obtenido de Wikipedia y de la página oficial de Humboldt)

Las fotos corresponden al autor y las de Merceditas son del año 1940 y un tiempo antes de morir.

"Merceditas" fue Mercedes Strickler Khalov (1916-2001), una joven campesina que vivía cerca de Humboldt, provincia de Santa Fe, con quien el autor mantuvo en 1939 una relación de amor no correspondido, que inspiró la canción.

Ríos se casó pero enviudó poco después y no tuvo hijos, en tanto que Merceditas nunca se casó. Varias décadas después, siendo ambos ancianos, Ramón y Mercedes volvieron a encontrarse. Él volvió entonces a proponerle matrimonio, pero ella lo rechazó una vez más. Se mantuvieron en estrecho contacto hasta la muerte de Ríos, el 25 de diciembre de 1994; su último acto fue legarle los derechos de la canción. Ella vivió hasta los 83 años con el sentimiento de que Dios la había castigado por haberlo rechazado.

La historia

En 1939, el músico Ramón Sixto Ríos (1913 - 25/12/1994), nacido en la vieja ciudad de Federación, era un joven de 27 años que llegó al pueblo de Humboldt para actuar con un grupo de teatro en el Club Sarmiento.

Allí conoció a Mercedes Strickler (1916-2001), a quien todos llamaban Merceditas, una bella y campesina rubia y de ojos azules, tres años menor que él, residente en un tambo lechero ubicado en la zona rural aledaña al pueblo de Humboldt, provincia de Santa Fe. Merceditas, hija de inmigrantes alemanes, había perdido a su padre cuando era una niña pequeña y desde entonces había tenido que hacerse cargo del tambo con su madre y su hermana.

“El vino a Humboldt con una compañía de teatro. Una noche después de cantar, en el intermedio del espectáculo, me invitó a bailar. Yo acepté ¿Por qué no? Bailamos un tango”.

Ese primer encuentro se produjo en el Club Sarmiento de Humboldt. Ella vestía un vestido blanco y lucía el cabello largo y enrulado; él tenía un traje cruzado y estaba peinado a la gomina

Merceditas llamaba la atención, no sólo por su belleza, sino también por su espíritu independiente, inusual en las mujeres de la época. Solía presentarse en el pueblo sola, sobre una moto, con pantalones de tela de leopardo, botas y campera de cuero; montaba a caballo como un hombre y se iba sola de vacaciones a Córdoba. Era habitual que fuera el centro de los chismes y habladurías de los pobladores.

Ramón y Merceditas iniciaron una relación formal, que se mantuvo dos años, alimentado por las cartas que intercambiaban, ya que él vivía en Buenos Aires, a más de 500 kilómetros de distancia. Mientras duró la relación, Ramón iba esporádicamente a Humboldt a visitarla. De esos años son los versos de "Pastorcita de las flores", donde Ríos escribe:

Allá en los campos solitarios
vive la Pastorcita,
la encantada Merceditas
que es leyenda entre las flores
que su mano ha cultivado.
Ella es la rubia mía,
y todo el mundo lo sabe;
lleva en sus manos un ramo
de bellas flores silvestres
y al verla así es que parece
que son las flores sus manos
o que su manos florecen.

En 1941 Ríos decidió proponerle matrimonio, y para ello viajó a Humboldt con los anillos. Pero, inesperadamente, Merceditas rechazó su proposición:

“Me gustaba pero de un momento a otro lo dejé de querer. Fue el día que vino con los anillos para comprometernos. No lo acepté. Ahí me desenamoré Yo no quería comprometerme. Se fue de vuelta con los anillos”.

Se despidieron por última vez en la terminal de buses de Esperanza. Pese a la ruptura, Ramón y Merceditas siguieron escribiéndose varios años, hasta que ella dejó de contestarle en 1945. Él sin embargo persistió, varios años más, transmitiendo en las cartas el dolor que le producía ese amor no correspondido:

“Con los meses y los años no le contesté más sus cartas, no quería que perdiera el tiempo conmigo. Y entonces empezó a mandarme más cartas, todas con versos muy tristes, que me hacían llorar. Todavía las conservo. Versos muy tristes le salían, porque yo lo había dejado.”

Hasta que él también dejó de escribirle. La última carta dice:

“Llegaste hasta mí como una rosa muy blanca para dejarse deshojar entre tus manos y morirse así, muy dulcemente, casi con placer. No puede ser de otro modo, pues solamente las montañas no se encuentran, pero las personas sí y si puede ser que alguna vez nos encontremos, ya sea en esta vida o en la otra, siempre será grato tener un recuerdo amable de todo.”

De ese dolor surgió "Merceditas", la canción. Ramón Ríos la compuso en esa década de 1940, la grabó y la misma se convirtió en un éxito radial. La propia Mercedes Strickler recuerda el momento en que la escuchó por radio:

“Enseguida me di cuenta: la letra tenía frases enteras que Ramón me había dicho personalmente.”

Ramón Ríos seguiría su vida y se casaría con otra mujer, de la que enviudaría apenas dos años después. En la década de 1980 una revista de Buenos Aires publicó una nota que incluía un reportaje a Merceditas. Al leerla Ríos le escribió una carta invitándola a ir a Buenos Aires, reencuentro que concretaron poco después. Él volvió entonces a proponerle matrimonio, pero ella lo rechazó una vez más. Se mantuvieron en estrecho contacto hasta la muerte de Ríos, el 25 de diciembre de 1994, cuando tenía 81 años. Su último acto fue legarle los derechos de la canción. Ella vivió hasta los 83 años y murió soltera a los 84 años, el 8 de julio de 2001. Hasta el último momento vivió con el sentimiento de que Dios la había castigado por su conducta.

M: Yo lo quería mucho pero no estaba enamorada. Yo creo mucho en Dios y creo que cuando algo va mal es porque Dios me castigó.
P: ¿Dios la castigó?
M: Si, porque yo lo dejé

jueves, 5 de noviembre de 2009

LA NOCHERA



Según cuenta Juan Carlos Saravia (reportaje de Diario Clarín publicado en un blog (http://blogs.clarin.com/grupodelaciudaddehaedo/2009/6/29/juan-carlos-savaria-nos-acompano-noche-del-inicio-del-otono) La Nochera originalmente se llamaba La Naranjera y la letra que le habia puesto un salteño de apellido Pelayo Peterson no le gustaba a Cabeza.”
”Estando en Animaná, en la finca El Barreal , propiedad de los hermanos Coll, alojados Cabeza y Jaime Davales aquel le pide a este que componga otra letra.”
”Hoy es una canción emblemática en la "
zambería" argentina.”

Ernesto Cabeza, antes de ser Chalchalero, tenía un dúo nada más y nada menos que con Gustavo Adolfo Sóla … Sí, El Payo Solá.

El referido dúo formado en 1950 se denominaba “Romance”, que actuaba regularmente en LV9 Radio Salta con glosas de Félix Pelayo Patterson (cuñado de Ernesto Cabeza) (dato obtenido de www.portaldesalta.gov.ar)

En un concurso La Naranjera obtuvo un segundo premio (el primero lo obtuvo la Zamba del Ausente de César Perdiguero y “El Barba” Castilla.

Jaime Dávalos en su libro “Cancionero” cuenta la historia de La Nochera en las páginas 101 y 102, de la que transcribiré sus aspectos principales:

“Cómo nació La Nochera: Estaba por ese entonces en los Valles Calchaquíes, en Departamento de San Carlos, partido de El Barrial, trabajando en sociedad con Juan José Coll una tierrita en la que pensábamos plantar viñas (Monte Pozo se llamaba la finquita)…”

“…Ernesto Cabeza, “Cabecita”, vino a visitarme en compañía del energúmenico (sic) Bustos de Mendoza; se me presentaron los dos con sus catres y se quedaron a acompañarme, a ayudarme también a vivir”…

“…Cuando los amigos se iban, nos quedábamos entre aliviados y tristes, toda relación debe tener sus límites y cuando se exceden esos límites, deja como saldo el marasmo. Cuando reaccionábamos nos poníamos a hacer música, a tentar al silencio. Así entre Juan José, Cabecita y yo, hicimos la “Zamba de la siembra”, que nos dejó con la alegría de haberla hecho, la desazón de que tal vez pudiera haber sido mejor.”

“Cabecita daba y temaba con una zamba a la que su cuñado Pelayo Paterson le había puesto letra. A Cabeza no le convencía y me pidió que intentara pisarle la gallinita con mi gallo. La noche se nos hizo día buscándole la vuelta y de la búsqueda eterna de la mujer ideal, la vida en los Valles del Vino y la eterna nostalgia del amor cuyo absoluto sólo es realizable en sueños nació “La nochera”, que nadie cantó mejor que nunca que Eduardo Falú, porque le puso el alma de esas noches de luna en los valles, noches mágicas en que los arenales fluorescentes devuelven la vislumbre alucinada y la realidad se torna intemporal”.

Espero que les haya gustado la historia de este zambón con la que Los Chalchas se presentaban después de que Ernesto Cabeza nos dejara (cantaban la primera parte de La Nochera y la primera de la Zamba del Chalchalero).


martes, 3 de noviembre de 2009

MARITO

Marito era el nombre artístico de Mario Guillermo Perrotta.
De acuerdo con los datos disponibles en Internet, en el año 2000 contaba con 40 años (es decir que nació en 1959 o 1960) y vivía en Quilmes.

Jorge Cafrune se contacta con Marito por primera vez en el año 1970 en el Festival del Canto Argentino de Balcarce.

En octubre de 1971, actuando en Asunción (Paraguay), Cafrune fue interesdado por empresarios de Formosa para armar un espectáculo con figuras de primer orden y presentarse durante los días 11 y 12 en aquellos lares litoraleños. Lógicamenbte, Jorge no pudo obtenerlos (el Día de la Raza pertenece a esos hitos de calendario en los que prácticamente todos los folkloristas trabajan). Así que se acordó de Marito, lo mandó llamar y forman una embajada artística en la que estaban, además de Jorge, “Cacho” Lombardi, Los Maceros Santiagueños, Hugo Jiménez (el bailarín) y Marito. Y ahí, en los ensayos, en las guitarreadas de los hoteles con Marito, fue naciendo la idea del dúo. Y una tarde, en un hotel de Formosa, mientras estaban ensayando, cada uno por su lado, Jorge le llamó y le propone cantar juntos “Virgen india”, cuya letra tenía Jorge. Les gustó el resultado y pasaron a cantarlo juntos al final de cada actuación. El tema gustó a la gente. En ese momento Marito tenía 11 años, pero ya había empezado a estudiar canto y guitarra (con un gran profesor de canto y lírico argentino: Rodolfo Ovejero) desde los 7 u 8 años. Luego cantarían otros temas juntos, empezaron a hacer actuaciones juntos y luego vendría el primer disco…

En 1972 Jorge quiso presentar a Marito, que tenía 12 años, en Cosquín, pero los organizadores no se lo permitieron. Por esa razón el Turco guardó su guitarra y le dijo al público que no volvería a cantar en ese escenario. No volvería a hacerlo hasta 1978, días antes de su muerte. Quienes querían escucharlo asistían a la Peña que Jorge instalaba en Cosquín en el verano.

Su relación duró un par de años solamente, hasta 1974. Con Jorge Cafrune, actuó en España (por primera vez en 1972) y en Francia.

Según la misma familia de Cafrune, se presentó un problema o malentendido. Al parecer, durante una gira por España, Marito empezó a andar mal de la voz. Cafrune preocupado, lo hizo ver por especialistas y le recomendaron que Marito dejara de cantar por un tiempo; estaba en esos momentos en que los chicos cambian de voz y mejor era no forzarla. Los padres de Marito se enojaron por esto que no aceptaron, pensando que eran excusas de Jorge y lo hicieron cantar solista por algún tiempo.

Marito no continúa cantando profesionalmente.

A continuación transcribiré el capítulo del Libro de Héctor Ramos, “Jorge Cafrune, Memorias de un hombre libre” pag. 51 lo que dice el autor sobre el tema que nos ocupa.

“Tal vez el único fracaso que tuvo Cafrune de llevar nuevos valores a Cosquín fue su intento de presentar a Marito, el niño de quince años que lo acompañó por tres años en nuestro país y realizó una gira por España con el Turco.”

“Cuando Cafrune llegó a Cosquín con Marito, los miembros de la Comisión le advirtieron que era imposible la actuación del menor, ya que el reglamento del festival prohibía que subieran al escenario menores de diecisiete años y personas con discapacidades que pudieran predisponer por este motivo al público para recibirlos con mayor afecto”.

“Cafrune, con esa picardía de pueblo, bajó las manos y dijo que en esta oportunidad aceptaba la palabra del festival porque había que respetar la letra del reglamento. Sin embargo a la hora de la actuación apareció Marito impecablemente vestido, con su guitarra, preparado para actuar. La Comisión le advirtió de nuevo a Cafrune sobre los impedimentos y él con un candorosa sonrisa volvió a repetir que Marito no actuaría. Por este motivo los miembros de la Comisión montaron un operativo estricto para impedir que el niño llegara al escenario. Cuando Cafrune anunció ala visitante que presentaría este año, alguien vio como se levantaba el telón por la única parte no vigilada, la que daba al foso de los micrófonos, observándose que iba a aparecer una persona; pero allí – cuenta Héctor Crigna-, aparecieron cuatro manos que le impidieron a Marito avanzar y que al mismo tiempo lo salvaron de un grave accidente, ya que de pasar hubiera caído al foso que tenía una profundidad de dos metros y medio.”

“Crigna recuerda: “El Turco era un personaje, excelente persona, pero pícaro cuando intentaba hacer actuar a alguien. Aquella vez le ganamos”.

“En la gira por España, el padre de Marito le informó a Cafrune que desde allí su hijo continuaría solo ya que tenía propuestas para realizar giras por ese país y Portugal, y así se produjo la desvinculación del niño”.

Acá tenemos entonces otro final de la historia.

Por último también queda demostrado que MARITO NO ES JAIRO, que es un mito popular pero equivocado.

Espero que les haya gustado lo que he recopilado sobre este personaje del folklore sobre el que siempre nos preguntamos.

Carlos A.

lunes, 2 de noviembre de 2009

LOS CHALCHAS . Sus formaciones



Comenzaremos con algunas apostillas de quienes, para mí, han sido los más grandes intérpretes del Folklore Argentino: LOS CHALCHALEROS.
Por ser la primera de las entradas mencionaremos sus formaciones a través de los años:

1948 - 1951: Juan Carlos Saravia, Carlos Franco Sosa (Pelusa), Victor José Zambrano (Cocho)y Aldo Saravia. Esta formación NO grabó ningún disco.

1951 - 1953: Juan Carlos Saravia, Ricardo Federico Dávalos (Dicky), Víctor José Zambrano (Cocho) y José Antonio Saravia Toledo. Esta formación se inmortalizó en algún disco.

1953 - 1956: Juan Carlos Saravia, Ricardo Federico Dávalos (Dicky), Ernesto Cabeza y Víctor José Zambrano (Cocho).

1956 - 1961:> Juan Carlos Saravia, Ricardo Federico Dávalos (Dicky), Aldo Saravia y Ernesto Cabeza.

1961 - 1966; Juan Carlos Saravia, Ricardo Federico Dávalos (Dicky), Víctor José Zambrano (Cocho) y Ernesto Cabeza. Cocho vuelve al conjunto ante el fallecimiento de Aldo Saravia en un accidente automovilístico en Río Gallegos.

1966 - 1967: Juan Carlos Saravia, Ricardo Federico Dávalos (DickyI, Ernesto Cabeza y Eduardo Polo Román.

1967 - 1980: Juan Carlos Saravia, Ernesto Cabeza, Eduardo Polo Román y Ricardo Francisco Figueroa (Pancho.

1980 - 1983: El 21 de septiembre de 1980 fallece Ernesto Cabeza. El conjunto sigue con Juan Carlos Saravia, Eduardo Polo Román y Ricardo Francisco Figueroa (Pancho)-

1983 - 2002: Juan Carlos Saravia, Eduardo Polo Román, Ricardo Francisco Figueroa (Pancho) y Facundo Saravia.

La primera zamba que cantaron en público: Zamba del Grillo. Juan Carlos cuenta que comenzaron muy rápido con la introducción. El dijo "más lento". Aldo entendió "adentro" y se largó solo a cantar ante la angustia de todos.

La última zamba que cantaron fue Jamás, el 16 de junio de 2002.